Pacifismo
La guerra es la más común y más natural actividad humana desde que Adán y Eva empezaron con sus rencillas domésticas. El pacifismo es, como los consejeros matrimoniales, un invento moderno, producto de estos tiempos de decadencia. Se trata de una doctrina que niega la indiscutible verdad universal acerca de la conveniencia de arrancarle el ojo (el intestino delgado, o demás organos a preferencia del lector) al prójimo.
Doctrina
Es ampliamente reconocido que la mejor forma de obtener la paz es combatiendo a tus enemigos, hasta erradicarlos completamente. Una vez que los enemigos son acuchillados, baleados, ahorcados, incinerados, descuartizados y destripados en su totalidad, como consecuencia de los procesos biólogicos inherentes a dichas actividades, quedan imposibilitados de causarle ningún daño. De esta manera culmina indefectiblemente la guerra y se logra una paz inquebrantable.
En caso que los vecinos, amigos y familiares de los fallecidos pretendan reiniciar las hostilidades, se retoma el mismo proceso usado con tanto éxito en la fase anterior. En caso de que los vecinos, amigos y familiares de los vecinos amigos y familiares de tus primeros enemigos se desacaten, no hay más que reforzar la paz nuevamente mediante los mismo métodos. El círculo suele renovarse ad infinitum, lográndose así la paz infinitamente, con lo cual queda demostrado que la guerra es el único sistema que perpetúa una paz eterna. Aún si toda la estirpe de los vecinos, amigos y familiares, ( de los vecinos, amigos y familiares, de los los vecinos, amigos y familiares, etc, etc, etc ) de tus enemigos fuera erradicada, nada más natural que defender la paz combatiendo a tus anteriores aliados. En breves palabras: la guerra es un aparato altamente efectivo, que permite lograr en un breve período de tiempo, que enormes cantidades de seres humanos descancen en paz. El pacifismo se basa en la ciega negación de estas verdades evidentes e irrefutables y propone obtener la paz mediante métodos tan inhumanos como el respeto al otro, el diálogo y el compromiso. Los pacifistas más extremistas llegan a abogar por la abolición de la necesidad y el inalianable derecho humano a la crueldad. Es por eso que se los descalifica como una sarta de amargados, incapaces de disfrutar de pasatiempos y actividades recreativas, o siquiera una saludable y reconfortante carcajada maquiavélica.
Historia
Si bien existen algunos precedentes en la antigüedad, el pacifismo es un invento reciente. Desde tiempos inmemoriales los distintos pueblos podían masacrarse a placer sin necesidad de obtener el visto bueno del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Sólo en las ultimas décadas, tras la incansable lucha de Estados Unidos y la Unión Europea por la paz mundial, este privilegio ha sido limitado a los miembros permanentes del Consejo.
Las principales causas del pacifismo son de índole económica. Se trata de una descarada campaña contra la honesta y honorable Industria armamentista. Personas pobres y ruines, vagos que no querían ponerse a trabajar, envidiosos de la prosperidad de tan magnánima empresa, acusaron a las guerras de ser causa de pobreza, epidemias, hambrunas y hasta de arruinar economías de países y continentes enteros. Uno de los principales promotores del pacifismo fue Mahatma Gandhi, un menesteroso que tenía que tejerse su propia ropa y que se la pasaba de ayuno en ayuno y otro Martin Luther King un reverendo afroamericano resentido con el sistema de transporte colectivo.
En los años sesenta el pacifismo llegó a Estados Unidos, aunque con algunas ligeras variaciones respecto al original. Los jóvenes gringos de la época, provenientes de una cultura materialista tuvieron dificultades para entenderse con la espiritualidad oriental. Interpretaron la idea de amor al prójimo como actividad sexual desenfrenada y sin precausiones con toda cosa que camine, y la idea de armonía con el cosmos como el consumo astronómio de acidos y demás sustancias venenosas, junto con la producción de unos ruidos estridentes a los que llamaron яock and яoll.
Veáse También