Homofobia
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La Homofobia es un trastorno mental, que se manifiesta como un severo estado de pánico ante la presencia, cercanía o mera mención de individuos de tendencia homosexual. Junto con el racismo y la estupidez humana, la homofobia es una de las condiciones de más difícil curación. En muchos países, es una de las enfermedades más extendidas, al punto de que quienes la sufren suelen consolarse con la idea de que el propio Dios la padece. Dios sin embargo, ha asegurado en reiteradas ocasiones que posee las discografías completas de George Michael y Elton John.
Origen y causas
Algunos especialistas sostienen que se trata de un enfermedad genética y hereditaria. Se ha comprobado estadísticamente que los hijos de padres homófobos tienen altas posibilidades de contraer el mal desde una temprana edad. Sin embargo, aún no se ha logrado identificar el gen que transmite el odio.
Otros investigadores afirman que se trata de una enfermedad de orden exclusivamente psicológico, que surge a partir de eventos traumáticos sufridos en la temprana infancia. Si por error los padres llegan a vestir a su varoncito de hada madrina para la obra escolar, o amenazarlo con quitarle su varita mágica, el niño será propenso a desarrollar un miedo ante todo aquello que pueda amenazar su masculinidad, como la tentadora visión de dos musculosos motociclistas untándose aceite el uno al otro.
Existe una teoría según la cual la homofobia es de carácter social, consecuencia de las creencias culturales y religiosas. En otras culturas, como por ejemplo la Antigua Grecia, la homofobia y la televisión eran enfermedades desconocidas. Hombres y dioses vivían en un estado de continua promiscuidad y orgía, sin distinción entre macho, hembra, fauno o centauro. Tan entretenidos estaban que no se vieron venir encima a los romanos. Se cree que junto a las primeras transmisiones a color de leones comiéndose a los castos cristianos en el coliseo, surgieron los primeros destellos de homofobia.
Para los partidarios de las teorías conspiratorias, la homofobia no es sino un virus transmitido por vía sexual. Fue contraído originalmente de unos simios africanos que sodomizaron a un grupo de científicos américanos que estaban trabajando en los laboratorios de la CIA, elaborando el virus del sida.
Síntomas
En los casos más leves, la homofobia se manifiesta con ligeros síntomas de agitación, comezón en la nariz, malestar estomacal, dificultades respiratorias y cardiovasculares, pero sobre todo, una incontrolable urgencia por exteriorizar la propia virilidad. En los casos de mayor de gravedad, los homófobos pueden llegar a colocarse cinturones de castidad, para protegerse ante la amenazante cercanía de un homosexual.
Ciertos tipos de homofobia pueden distinguirse por los abruptos sobresaltos de fervor religioso que los preceden. Sin embargo, este síntoma no resulta inequívoco a la hora de llevar a cabo un diagnóstico, ya que en algunos sectores de la población, el mismo síntoma resulta ser el indicio de otras males, tales como la predilección clerical por los jóvenes monaguillos.
En los casos más feroces, la homofobia puede discernirse por el comportamiento violento del enfermo tanto a nivel verbal como físico. Aunque los que padecen estos síntomas pueden lograr ser atendidos y puestos en cuarentena rápidamente en la comisaría local, estos casos son los que más suelen afectar a la salud, al menos a la salud de los homosexuales atacados.
Tratamiento
Una dosis de dos a tres enemas semanales por un período de un mes y medio puede dar estupendos resultados. Al final del tratamiento el paciente descubrirá que ingresar objetos en el ojete puede llegar a ser placentero.
Si el origen de la homofobia es religioso, debe someterse al paciente a un sermón pastafárico diario, sobre como el Monstruo Espagueti Volador ama a todas sus criaturas por igual. Como nos revela el Evangelio según San Albondiga, todos los hombres y mujeres han sido bendecidos por el tallarinesco apéndice divino, sin distinguir quién mete qué en cuál de sus orificios.
Existen muchos otros tratamientos de medicina alternativa. Uno de los más conocidos es el tratamiento con agujas. Se clavan varias agujas de hasta diez centímetros de longitud, en la cabeza para generar poros por donde puedan escurrirse los prejuicios. Si el paciente ya paso el tratamiento con enemas, queda exonerado de recibir agujas en otras partes de su cuerpo.
Si el problema del paciente es con las lesbianas, suele bastar con una prolongada exposición a una fotografía en tamaño natural de Jenna Jameson y Silvia Saint haciendo de las suyas.
Enfermedades relacionadas
Claustromofobia. Miedo a quedarse encerrado en el mismo espacio físico que un homosexual. Los individuos que sufren de claustromofobia, no tienen ningún problema con los homosexuales, siempre y cuando estos se mantengan lejos. Los claustromófobos más graves niegan siempre su adversidad hacia los homosexuales, llegando hasta anunciar con el mayor de los orgullo que todos sus mejores amigos son gays. Sin embargo cuando sus hijas traen a sus novias a casa, suelen salir a flote los mismos síntomas de un homófobo común elevados a la potencia.
Fotomofobia. Es el terrible miedo a tomarse una fotografía con un homosexual. Las personas que padecen de esta enfermedad sienten que su alma será succionada por la cámara fotográfica junto con la del homosexual, o peor aún, que sus almas una vez dentro empezarán a hacer cositas traviesas. Es uno de los miedos menos comunes en la sociedad, pero también es uno de los que más efectos secundarios puede acarrear, como el aumento del gasto en baterías para cámara, la proliferación de burlas en Hi5, Facebook y Myspace, y la formación de un gran hueco en el alma.
Hidromofobia. Miedo a bañarse desnudo a solas con homosexuales. Es una de las únicas enfermedades relacionadas con la homofobia de fácil curación. Por lo general el hidromófobo se da cuenta rápidamente de que si suele dejar sus cuartos traseros tan expuestos y accesibles ante quien podría codiciarlos, quizás exista alguna mínima posibilidad, de que en lo más profundo de su subconsciente, él mismo sienta alguna ligera atracción hacia los miembros de su mismo sexo. Esta enfermedad se conoce también como Síndrome de la Pastilla de Jabón o S.P.J.
Aracnomofobia. Miedo incontenible a las arañas homosexuales. Los individuos que padecen esta enfermedad no tienen ningún inconveniente con seres humanos de ninguna tendencia sexual, ni con arácnidos heterosexuales. Sin embargo la sola posibilidad de que dos tarántulas masculinas practiquen cualquier tipo de contacto le causa la mayor repulsión. Un aracnomófobo crónico puede hacer mandar fumigar a todo su barrio ante la más mínima sospecha de que dos arañas machos se revuelcan en una misma red. La mayor pesadilla de un aracnomófobo es ser acosado por Peter Parker.
Fofofobia. Miedo a las fobias. Es quizás la más fatal de todas las fobias, los que la padecen detestan a todos aquellos que tiene cualquier tipo de fobia, y también a las victimas de las fobias de los demás, por miedo a que susciten mayores fobias. Se le llama también fofofobia al miedo a los tartamudos.
Véase también
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