Alonsismo
ATENCIÓN: Este artículo contradice los dogmas sobre el Monstruo Espagueti Volador. ¡Herejía! Si no puedes soportar su lectura vade retro! |
El Alonsismo es un movimiento religioso de carácter anarcosindicalista cuyo objetivo único y último es beber mucha cerveza y comer muchas papas los domingos por las tardes, mientras el Calvorotas sufre una serie de orgasmos múltiples en su cabina de comentarista viendo al Ser Supremo, acompañado del viejo sabelotodo y de algunos pilotos invitados que, al no tener coche propio, se dan al comentarismo compulsivo.
Orígenes del movimiento
Todo empezó un sábado noche, cuando la sra. Díaz y el sr. Alonso se bebieron varios cubatas y les dio por concebir un bonito bebé. A los nueve meses, vino al mundo la criatura, todo sonrosadito, con el mono del Santander y de Vodafone. En esa época, el alonsismo estaba en estado latente, esperando a que el nene empezara a caminar, luego a hablar y endeluego a conducir. De pequeño, en vez de fumar porros en el parque junto a sus coleguis, se dedicaba a atropellar abuelas y gatos con su kart de 25 cc, tras lo cual el sr. Alonso padre lo metió a competir, a ver si el chaval salía bueno y se dejaba el curro de encofrador.
El boom Alonsista
El boom Alonsista tuvo lugar en 2005 (por el c...), cuando el chavalín le dio por conducir sin respetar las mínimas normas de circulación, rodando a trescientos y pico con tráfico y sin respetar las líneas contínuas, y algunos magnates estilo Ecclestone y cía decidieron que era el más temerario del grupo, dándole mucho dinero, cava gratis y mucha gasofa para su bólido. Entonces, Telecinco (por el c...), que estaba con la audiendia por los suelos, y visto que no podía quitarle el fúrgol a Sogecable, negoció hábilmente quitándole la F1 a TVE, esperando que el chavalín temerario le diera por correr aún más rápido.
En esa época, los españoles se entretenían con los combates pugilísticos entre Rajoy y Z de Zapatero y los 22 multimillonarios extranjeros que corrían sobre el césped del Bernabéu y el Nou Camp, desconociendo totalmente la existencia del automovilismo más allá de Crivillé y Pedrosa. Pero vieron que un cuasi-minero apellidado Alonso ganaba "cosas" en coche, asín que decidieron seguirle. Los españoles, animales gregarios, se echaron en manada a ver al tal Alonso, dándole beneficios astronómicos a Telahinco, tanto que el Calvorota se compró un Ferrari para ir a por el pan. Desde entonces, todos los domingos de semana impar desde marzo hasta octubre, los españoles medios se debaten entre ver a sus multimillonarios favoritos en gayumbos o en ver al Alonso quemando rueda y gastando gasolina, ganando muchas veces este último, para regocijo y beneficio de Vasile, El Calvo™ y demás.
Antropología Alonsística
Los miembros de la secta Alonsista lo son desde hace dos años, obviamente. De ellos, el 99,93% desconocían absolutamente dicho "deporte", pero se enteraron vía menéamela.net y 20minutejos, y si no vía powerpoint por el méssenya, así que se sumaron a la secta, influenciados por su Sumo Sacerdote Monseñor Calvorotas, y entonces se iniciaron en los arcanos F1ísticos: la pole, el grip, la carga aerodinámica, estrategia a tres paradas, la trayectoria de mínimo radio de curvatura, las transmisiones semiautomáticas y demás palabrería sólo para iniciados. Físicamente, se dividen en dos grupos:
- Los Alonsistas Verdaderos, los Iluminados, los que siguen a su Dios y a su Profeta allá donde vayan, gastándose su jornal y viéndose obligados a renegociar su hipoteca cada dos meses. Son seres azules, con banderas de Telefónica, del Principado y de Vodafone últimamente. Han sido alonsistas "toda la vida", incluso desde antes de que Calvorotas™ hubiese entrado en la Facultad de Periodismo. Son fuertemente competitivos y racistas, al quedar demostrado que odian al único negrata que corre con su ídolo (estadísticamente irrefutable, 1 de 1 es 100% :)
- Los Alonsistas Telecinqueros, aquéllos aficionados que dividen su corazoncito entre el Madriz-Barsa-PP-PSOE y Alonso; eso sí, cuando se ponen a ver la carrera, se concentran y sale de ellos el espíritu de Senna, Prost y Schumacher y saben más de F1 que el mismísimo jefe de ingenieros de Ferrari. Luego, entre semana, entre discusiones rojo-fachas y de fútbol, queda sitio para comentar el reglaje del alerón delantero de Alonso, ése que le pusieron tras la segunda parada y que le hizo perder dos décimas acumuladas al final... jodidos ingenieros, no tienen ni puta idea. Se estima que cuando Alonso se retire y/o Calvorotas™ deje de ejercer de Profeta, aparcarán dicha afición cual lector que empieza una colección de abanicos de RBA en septiembre.
Se estima que el Alonsismo tiene caducidad, al estar ligado a la imponente figura de Alonso. Los prospectivistas intuyen la llegada de su Sucesor, un tal Javi Villa (no el del Valencia), que podría continuar con ésta religión y convertir España en un paraíso para el automovilismo de competición.
El gran negocio
Adoptan una apariencia de club de fans, venden la posibilidad de estar con el piloto, de hacerse una foto con él, de pedirle un autógrafo, incluso de cenar con el campeón. Y los aficionados pican en la trampa, vaya si pican, incluso llegan a pagar más de 3.000 euros por un viaje. Es el caso de la llamada peña Asturias Fórmula 1 que dirige Manuel Rodríguez. En realidad no es más que una agencia de viajes --ya lo era antes-- disfrazada de peña de Fernando Alonso que embauca a su clientela con falsas expectativas. http://www.lavozdeasturias.es/noticias/noticia.asp?pkid=334063
|