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Gertrudis Gómez de Avellaneda

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Gertrudis Gómez de Avellaneda

Gertrudis Gómez de Avellaneda (1857), por Federico Madrazo. (Museo Lázaro Galdiano, Madrid)
Información personal
Nombre de nacimiento María Gertrudis de los Dolores Gómez de Avellaneda y Arteaga Ver y modificar los datos en Wikidata
Nacimiento 23 de marzo de 1814
Santa María de Puerto Príncipe
Fallecimiento 1 de febrero de 1873 (58 años)
Madrid
Sepultura Cementerio de San Fernando Ver y modificar los datos en Wikidata
Lengua materna Español
Familia
Cónyuge Domingo Verdugo y Massieu Ver y modificar los datos en Wikidata
Pareja
Información profesional
Ocupación Poeta, escritora, dramaturga y novelista Ver y modificar los datos en Wikidata
Área Poesía Ver y modificar los datos en Wikidata
Movimiento Romanticismo Ver y modificar los datos en Wikidata
Seudónimo La Peregrina, Tula y Amadora de Almonte Ver y modificar los datos en Wikidata
Género Poesía y obra de teatro Ver y modificar los datos en Wikidata
Obras notables Sab Ver y modificar los datos en Wikidata
Firma

Gertrudis Gómez de Avellaneda (Santa María de Puerto Príncipe, Cuba, 23 de marzo de 1814-Madrid, 1 de febrero de 1873) fue una novelista, dramaturga y poetisa cubano-española del Romanticismo. Se instaló en la Península a los veintidós años, donde comenzó a publicar bajo el seudónimo de «La Peregrina» y se dio a conocer con la novela Sab, considerada la primera novela antiesclavista (anterior incluso a La cabaña del tío Tom, de la escritora estadounidense Harriet Beecher Stowe).

Es considerada como una de las precursoras de la novela hispanoamericana, junto a Juana Manso, Mercedes Marín, Rosario Orrego, Júlia Lopes de Almeida, Clorinda Matto de Turner, Juana Manuela Gorriti y Mercedes Cabello de Carbonera, entre otras.[1]​ De formación neoclásica, fue valorada en su época como una de las figuras clave del romanticismo hispanoamericano. El tratamiento que dio a sus personajes femeninos la convirtieron en una de las precursoras del feminismo moderno. Entre su vasta obra, destaca su novela histórica Guatimozin, último emperador de México (1846) y sus piezas teatrales Saúl (1849) y Baltasar (1858), considerada esta última como una de las obras maestras del teatro romántico.[2][3]

Referentes como Margarita Nelken han reseñado sus obras,[3]​ y entre sus coetáneos contó con la admiración de su amigo Alberto Lista y el político, orador y alcalde de Madrid Fermín Caballero. Tanto Juan Valera como Marcelino Menéndez y Pelayo fueron grandes admiradores de su obra, considerándola como una de las más grandes poetas de lengua castellana y refiriéndose a ella como «la poetisa más grande de los tiempos modernos».[4]

Biografía

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Gertrudis de los Dolores Gómez de Avellaneda y Arteaga nació el 23 de marzo de 1814 en Santa María de Puerto Príncipe, hoy Camagüey, en la entonces provincia española de Cuba. Fue la hija mayor del matrimonio formado por Don Manuel Gómez de Avellaneda y Gil de Taboada, un oficial naval español de Constantina, provincia de Sevilla, y Francisca María del Rosario de Arteaga y Betancourt, una criolla cuyos antepasados provenían del País Vasco y las Islas Canarias. El padre de Gertrudis había llegado a Cuba en 1809 y tenía dos hijos anteriores al matrimonio, y en común tuvieron cinco hijos, pero solo ella y su hermano Manuel sobrevivieron a la infancia. Su padre falleció en 1823, y su madre volvió a casarse diez meses después con el militar español Gaspar Isidoro de Escalada y López de la Peña, de origen gallego, con quien tuvo tres hijos: Felipe, Josefa María de la Luz y Emilio Isidoro. Gómez de Avellaneda, no mantuvo una buena relación con su padrastro, al que consideraba muy estricto.

A los 13 años, su abuelo materno arregló su compromiso de matrimonio con un rico pariente lejano, pero ella lo rompió con 15 años, por lo que fue excluida de su testamento. Pasó su niñez en su ciudad natal y residió en Cuba hasta 1836.

Salida de Cuba

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En 1836 su padrastro convence a su mujer de la conveniencia de vender las propiedades en Cuba e instalarse en la Península. La familia zarpó hacia Europa el 9 de abril de 1836, y durante los dos meses de viaje, Gómez de Avellaneda compuso uno de sus más conocidos poemas: el soneto «Al partir», una composición antológica por excelencia, marcada por el desgarramiento existencial, y que posteriormente encabezará su producción en el futuro. Finalmente llegaron a Burdeos, donde pasaron dieciocho días, visitando en las cercanías de la comuna de Martillac el mítico castillo de la Brède y el centro espiritual «La solitude» de la Congregación La Sagrada Familia de Burdeos.

Estancia en La Coruña

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Gertrudis Gómez de Avellaneda y Arteaga

Finalmente, ya en la Península, se establecieron durante dos años en La Coruña, ciudad donde vivían los familiares de su padrastro, y donde escribió sus primeras seis composiciones, entre ellas «A la poesía», «A las estrellas», «La serenata», «A mi jilguero». En la capital gallega mantuvo una relación amorosa con el hijo del capitán general de Galicia, Mariano Ricafort Palacín y Abarca, pero el noviazgo se rompe porque el joven Ricafort no consideró oportuno que su novia se dedicara a escribir poesías.

Estancia en Andalucía

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De La Coruña pasó, junto con su hermano Manuel Gómez de Avellaneda, a Andalucía y allí, gracias a la amistad que entabló con Alberto Lista y el joven Manuel Cañete, publicó versos en varios periódicos de Cádiz y Sevilla (La Aureola de Cádiz y El Cisne de Sevilla) bajo el seudónimo de La Peregrina, que le granjearon una gran reputación. Instalada definitivamente en Sevilla, es donde en 1839 conoce al que será el primer gran amor de su vida, Ignacio de Cepeda y Alcalde, joven estudiante de Leyes con el que vive una tormentosa relación amorosa, nunca correspondida de la manera apasionada que ella anhelaba, pero que le dejará una imborrable huella. Para él escribió una autobiografía y gran cantidad de cartas, que publicadas a la muerte de su destinatario, muestran los sentimientos más íntimos de la escritora. Los originales de las mencionadas cartas, así como la autobiografía y otros documentos de suma importancia para el estudio de la autora, se han encontrado recientemente en la Real Academia Sevillana de Buenas Letras. En el verano de 1840, estrenó en Sevilla su primer drama titulado Leoncia.

Instalación en Madrid

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En otoño de ese mismo año se marchó a Madrid, donde se instaló[5]​ e hizo amistad con literatos y escritores de la época. Al año siguiente publicó con gran éxito en Madrid su primera colección de versos titulada Poesías, que contenía el soneto «Al partir» y un poema en versos de arte menor dedicado, como indica su título, «A la poesía».[5]​ En 1841 publica su novela Sab. En 1842 publica Dos mujeres, novela en la que apoya el divorcio como la solución a una unión no deseada, cosechando sus primeros detractores por el abierto feminismo que ya destaca en su obra. Su tercera novela será Espatolino, obra de corte social, en la que denuncia la terrible situación en que se encuentra el sistema penitenciario de entonces. En 1844 estrena Alfonso Munio su segunda obra de teatro. El triunfo fue apoteósico y la fama de la escritora sube a niveles insospechados.

Por aquellos años ha conocido, entre otros, al poeta Gabriel García Tassara. Entre ellos nace una relación que se basa en el amor, los celos, el orgullo y el temor. Tassara desea conquistarla para ser más que toda la corte de hombres que la asedian, pero tampoco quiere casarse con ella. Está enfadado por la supuesta arrogancia y coquetería de Tula, escribe versos que nos hacen ver que le reprocha su egolatría, ligereza y frivolidad. Pero Gómez de Avellaneda se rinde a ese hombre y poco después casi la destroza. En 1847, se encuentra embarazada y soltera en el Madrid de mediados del siglo XIX. En su amarga soledad y pesimismo, viendo lo que se le viene encima, escribe «Adiós a la lira», que es una despedida de la poesía. Piensa que es su final como escritora. Pero no será así. En 1845 obtuvo los dos primeros premios de un certamen poético organizado por el Liceo Artístico y Literario de Madrid, momento a partir del cual Gómez de Avellaneda figuró entre los escritores de mayor renombre de su época, convirtiéndose en la mujer más importante de todo Madrid, después de Isabel II.

En abril de ese año tiene a su hija María, o Brenhilde, como ella prefiere llamarle. Pero la niña nace muy enferma y no le dan esperanzas de que vaya a sobreponerse. Durante ese tiempo de desesperanza escribe de nuevo a Cepeda:

Envejecida a los treinta años, siento que me cabrá la suerte de sobrevivirme a mí propia, si en un momento de absoluto fastidio no salgo de súbito de este mundo tan pequeño, tan insignificante para dar felicidad, y tan grande y tan fecundo para llenarse y verter amarguras.
Gertrudis Gómez de Avellaneda

Son escalofriantes las cartas escritas por Gertrudis a Tassara para pedirle que vea a su hija antes de que muera, para que la niña pueda sentir el calor de su padre antes de cerrar los ojos para siempre. Brenhilde muere a los siete meses sin que su padre la conozca.

El 10 de mayo de 1846 se casó con don Pedro Sabater, gobernador civil de Madrid, que se convierte en su primer esposo. Era un hombre con aficiones literarias, adinerado y algo más joven que ella. Sin embargo, este padece una grave enfermedad, y los recién casados viajan a París en el intento de buscar una cura a la dolencia del enfermo, pero el 1 de agosto, durante el regreso, don Pedro Sabater muere en Burdeos en brazos de su esposa. Gómez de Avellaneda, totalmente desesperada se recluyó en un centro espiritual perteneciente a la Congregación La Sagrada Familia de Burdeos, lugar donde escribió Manual del cristiano.[6][7][5]​ Tras morir su primer esposo compuso dos elegías que se cuentan entre lo más destacado de su obra poética. Estos, y los dos poemas titulados A él dan cuenta de sus experiencias personales, aunque habitualmente ella no utilizaba como materia directa de su producción lírica.[5]​ Más tarde apareció una segunda edición aumentada de sus Poesías (Madrid, 1850).

Movida por el éxito de sus producciones y acogida tanto por la crítica literaria como por el público, en 1853, a raíz de la muerte de Juan Nicasio Gallego, su gran amigo y mentor, presentó su candidatura a la Real Academia Española, pero el elegido fue un hombre, al igual que sucedió desde su fundación hasta el nombramiento de Carmen Conde en 1978.[8]

Estampa de Gertrudis Gómez de Avellaneda

Se casó nuevamente el 26 de abril de 1856 con un político influyente, el coronel Domingo Verdugo y Massieu. En 1858, a raíz del fracaso en el estreno de su comedia Los tres amores (un gato fue arrojado a las tablas), su esposo achacó a un tal Antonio Riber la supuesta autoría del incidente. Por tal motivo ambos se enfrentaron en la calle y Antonio Ribera hirió de gravedad a su esposo.

Regreso a Cuba

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El matrimonio viajó a Cuba en 1859, con la esperanza de que el clima del Caribe sanara las heridas.[9]​ En Cuba, Gómez de Avellaneda fue celebrada y agasajada por sus compatriotas después de veintitrés años de ausencia. En una fiesta en el Liceo de La Habana fue proclamada poetisa nacional. Durante seis meses dirigió una revista en la capital de la Isla, titulada Álbum cubano de lo bueno y lo bello (1860).[10]​ A finales de 1863 moría su esposo, lo que acentuó su espiritualidad y entrega mística a una severa y espartana devoción religiosa.

Reinstalación en Madrid

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En 1864 regresó a la Península, tras pasar por Nueva York, Londres, París y Sevilla. Se reinstaló en Madrid, muriendo a los cincuenta y ocho años de edad el 1 de febrero de 1873. Sus restos reposan en el cementerio de San Fernando de Sevilla junto a los de su esposo y su hermano Manuel.[6]

Obras

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Novelas

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  • Sab, Imprenta de la Calle Barco No. 26, Madrid, 1841.
  • Dos mujeres, Gabinete literario, Madrid, 1842-43.
  • Espatolino, La Prensa, La Habana, 1844.
  • Egilona, Imp. de José Repullés, Madrid, 1845.
  • Guatimozín, último emperador de México, Imp. de A. Espinosa, Madrid, 1846.
  • Dolores, Imp. de V.G. Torres, Madrid, 1851.
  • La mano de Dios, Imp. del Gobierno por S.M., Matanzas, 1853.
  • La flor del ángel (tradición guipuzcoana), A.M. Dávila, La Habana, 1857.
  • El artista barquero, ó Los cuatro cinco de junio, El Iris, L Habana, 1861.
  • Una anécdota de la vida de Cortés, Madrid, [s.n.], 1871 (Imprenta y Estereotipia de M. Rivadeneyra)
  • La ondina del lago azul, Madrid, [s.n.], 1871 (Imprenta y Estereotipia de M. Rivadeneyra)

Poesía

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  • A él (No existe lazo ya; todo está roto;)
  • A él (En la aurora lisonjera)
  • A Francia (Bástete ¡oh Francia! la a tronante gloria)
  • A la luna (Tú, que rigiendo de la noche el carro,)
  • A la luna (¡Sol del que triste vela!)
  • A un cocuyo ( Dime, luz misteriosa,)
  • A una joven madre en la pérdida de su hijo (1868, publicado en la Revista de España)
  • Al árbol de Guernica (Tus cuerdas de oro en vibración sonora)
  • Al destino (Escrito estaba, sí: se rompe en vano)
  • Al Excmo. Sr. Don Pedro Sabater (La pintura que hacéis prueba evidente)
  • Al pendón castellano (¡Salve, oh pendón ilustre de Castilla,)
  • El canto de Altabiscar (Súbito se alza un grito en las montañas)
  • El pescador (1868, publicado en la Revista de España)
  • El porqué de la inconstancia (Contra mi sexo te ensañas)
  • En la muerte del laureado poeta señor don Manuel José Quintana (Cantos de regocijo y de victoria)
  • La clemencia (Iba tendiendo su luctuoso manto)
  • La pesca en el mar (¡Mirad! ya la tarde fenece...)
  • La vuelta a la patria (¡Perla del mar! ¡Cuba hermosa! )
  • Las siete palabras (Y María al pie de la cruz)
  • Los duendes (Palacios y chozas,)
  • Significado de la palabra yo amé (Con yo amé dice cualquiera)

Teatro

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Grabado de Gertrudis Gómez de Avellaneda publicado en la revista La Ilustración Española y Americana el 24 de febrero de 1873
  • El príncipe de Viana, Imp. de José Repullés, Madrid, 1844.
  • Saúl, Imp. de José Repullés, Madrid, 1849.
  • Flavio Recaredo, Imp. de José Repullés, Madrid, 1851.
  • Errores del corazón, Imp. de José Repullés, Madrid, 1852.
  • La verdad vence apariencias, Imp. de José Repullés, Madrid, 1852.
  • La hija de las flores; o, Todos están locos, Imp. a cargo de C. González, Madrid, 1852.
  • La Aventurera; Imp. a cargo de C. González, Madrid, 1853.
  • Oráculos de Talía, ó los Duendes en palacio, Imp. de José Rodríguez, Madrid, 1855.
  • Simpatía y antipatía, Imp. de José Rodríguez, Madrid, 1855.
  • La hija del rey René, Imp. de José Rodríguez, Madrid, 1855.
  • Baltasar, Imp. de José Rodríguez, Madrid, 1858.
  • Catilina, Imprenta y Librería de Antonio Izquierdo, Sevilla, 1867.
  • Munio Alfonso, Madrid, Imprenta y Estereotipia de M. Rivadeneyra, 1869.
  • Recaredo, Madrid, Imprenta y Estereotipia de M. Rivadeneyra, 1869.
  • El millonario y la maleta, Madrid, Imprenta y Estereotipia de M. Rivadeneyra, 1870.
  • Los tres amores, Imp. de José Rodríguez, Madrid, 1858.
  • Leoncia, Tipografía de la Revista de Archivos, Biblioteca y Museos, Madrid, 1917.

Leyenda

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  • La Baronesa de Joux, La Prensa, La Habana, 1844.
  • El donativo del Diablo o La velada del Helecho, Imp. a cargo de C. González, Madrid, 1852.
  • La velada del helecho ó El donativo del diablo, Madrid, Imprenta de las Novedades, 1857.
  • El Cacique de Turmequé, Madrid, [s.n.], 1871 (Imprenta y Estereotipia de M. Rivadeneyra)
  • La dama de Amboto, Madrid, [s.n.], 1871 (Imprenta y Estereotipia de M. Rivadeneyra)
  • La bella toda y Los doce jabalíes, Madrid, [s.n.], 1871 (Imprenta y Estereotipia de M. Rivadeneyra)
  • La montaña maldita, Madrid, [s.n.], 1871 (Imprenta y Estereotipia de M. Rivadeneyra)
  • El aura blanca, Oficina del historiador de la Ciudad, Matanzas, 1959.

Diarios y memorias

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  • Diario de amor, Madrid, M. Aguilar, [1901]

Recepción crítica

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Gertrudis Gómez de Avellaneda. Frase célebre: "Es la hora melancólica, indecisa, en que pueblan los sueños, los espacios, y en los aires -con soplos de la brisa- levantan sus fantásticos palacios"

Su poesía se ha comparado con la de Louise-Victorine Ackermann o la de Elizabeth Barrett Browning por su análisis de los estados emocionales derivados de la experiencia amorosa.[5]​ Como se dijo, su poesía fue tratando cada vez más asuntos religiosos, especialmente a raíz de la muerte de Pedro Sabater y su enclaustramiento en La solitude de Martillac. Esta temática procuraba dar respuesta a uno de los temas constantes de su trayectoria literaria: el vacío espiritual, y el anhelo insatisfecho, ya expresado en un poema anterior a su boda con Pedro Sabater:

Yo como vos para admirar nacida, / yo como vos para el amor creada, / por admirar y amar diera mi vida, / para admirar y amar no encuentro nada.

En este sentido destacan los poemas «Dedicación de la lira de Dios», «Soledad del alma» o «La cruz», cuya métrica incluye un acertado cambio del endecasílabo al eneasílabo. En poemas como «La noche de insomnio y el alba» y «Soledad del alma» introdujo también innovaciones en el metro que anuncian la experimentación en esta faceta que llevó a cabo el modernismo. Así, en la obra de Gómez de Avellaneda se encuentran versos de trece sílabas con cesura tras la cuarta; de quince y de dieciséis sílabas, poco frecuentes en la poesía en español. También utilizó un verso alejandrino (de catorce sílabas) cuyo primer hemistiquio es octosílabo y el segundo hexasílabo, o donde el primero es pentasílabo y el segundo eneasílabo.[11]

También cultivó los géneros narrativo y especialmente el dramático. En España escribió una serie de novelas, la más famosa, Sab (1841) un folletín que trata la temática antiesclavista y de amores no correspondidos. Dos mujeres supone una invectiva contra el matrimonio. Su cuarta novela, Guatimozín, reúne una gran cantidad de erudición histórica y se sitúa en el México de la etapa de la conquista. En sus restantes obras narrativas, si bien carecen del vigor de las tres primeras, sigue presente la decidida crítica a la sociedad convencional.[12]

En cuanto al teatro, su obra ocupa un lugar importante en la escena española del periodo 1845-1855, cuando el drama romántico había decaído y aún no había surgido la alta comedia. Leoncia fue estrenada en Sevilla en 1840, tuvo una buena acogida[13]​ y poseía cierta originalidad. Su primera obra estrenada en Madrid, en 1844, fue Munio Alfonso, ambientada en la corte de Alfonso VII de León y Berenguela de Barcelona,[14]​ con una producción de dramas históricos que seguían la estela de Manuel José Quintana, y del que son muestras representativas El príncipe de Viana (1844) y Egilona (1846).[12]

Pero sus mayores éxitos en el teatro los obtuvo con dos dramas bíblicos: Saúl (1849) y, sobre todo, Baltasar (1858), considerada su obra cumbre en el ámbito dramático. Los dos muestran aspectos distintos del Romanticismo. Saúl representa la rebeldía, mientras que Baltasar escenifica el hastío vital, la melancolía del «mal del siglo» que será sentida en la segunda mitad del siglo por los poetas simbolistas franceses y en el modernismo hispánico.[15]

Entre sus comedias, cabe destacar La hija de las flores (1852). En 1860 escribe La mujer, una serie de artículos en los que plantea la igualdad intelectual entre mujeres y hombres, e incluso la superioridad intelectual de las mujeres: "No ya la igualdad de los sexos, sino la superioridad del nuestro".[16]

Legado

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Mucho se ha discutido sobre la nacionalidad de esta escritora. Tanto Cuba como España la reclaman como suya.[17]​ Cubanos y españoles la incluyen por igual en antologías y estudios dedicados a poetas de sus respectivos países. Habría que tenerse en cuenta que para el entonces, Cuba era una provincia española, condición que cambiaría casi 20 años después de su muerte durante la guerra hispano-estadounidense.

Por otro lado, se la ha considerado la poeta romántica por excelencia; la heroína trágica que, siendo aclamada en público, fue terriblemente infeliz en su vida privada. Independientemente de que esa imagen esté basada en hechos reales, es evidente que ella la promovió en vida, y que muchos de sus admiradores y críticos posteriores contribuyeron a mantenerla después de su muerte.[18]​ Además, gran parte de su obra es leída y analizada siempre desde una perspectiva biográfica, debido a la publicación póstuma de su correspondencia amorosa con Ignacio Cepeda, por lo que su biografía ha eclipsado en gran medida la importancia de su legado literario.

Lucía Guerra (1985), profesora de la Universidad de California, es una de las muchísimas escritoras que se tomaron la tarea de realizar un análisis e investigación de la novela, de su autora y de los acontecimientos que llevaron a Gertrudis Gómez de Avellaneda al estrellato.[19]

La crítica feminista de esta última década ha puesto en evidencia las características sui generis de la producción literaria femenina, cuya dinámica sólo ahora comienza a comprenderse en términos de los valores hegemónicos de una cultura falocéntrica, ya que en el plano histórico y social, la mujer siempre poseyó un rol secundario.
Lucía Guerra

La importancia de María Gertrudis de los Dolores Gómez de Avellaneda y Arteaga, queda impregnada en cada una de sus novelas y demás obras literarias, que de manera innegable dieron voz y soporte a la mujer, que poseyendo un rol casi inexistente pudo emerger y entablarse en el canon literario. Por tal motivo su obra ha sido ampliamente estudiada por muchos en pro de manifestar sus ideas a la contemporaneidad y perdurar su legado por muchísimo tiempo.

Bibliografía

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  • Poesías de la señorita Da. Gertrudis Gómez de Avellaneda, Est. Tip. Calle del Sordo No. 11, Madrid, 1841.
  • Álbum cubano de lo bueno y lo bello, Habana, Imprenta del Gobierno y Capitanía General, 1860
  • La mujer: artículos publicados en un periódico el año de 1860, y dedicados por la autora al bello sexo
  • Devocionario nuevo y completísimo en prosa y en verso, Imprenta y Librería de Antonio Izquierdo, Sevilla, 1867.
  • Obras literarias, Imp. y estereotipia de M. Rivadeneyra, Madrid, 1869-1871, 5t.
  • Leyendas, novelas y artículos literarios. Reimpresión de los tomos 4 y 5 de las Obras literarias, Imp. de Aribau, Madrid, 1877.
  • Obras dramáticas, Reimpresión de los tomos 2 y 3 de las Obras literarias Imp. y estereotipia de M. Rivadeneyra, Madrid, 1877.
  • Poesías líricas, Reimpresión del tomo 1 de las Obras literarias, Librería de Leocadio López, Madrid, 1877.
  • La Avellaneda. Autobiografía y cartas de la ilustre poetisa, hasta ahora inéditas, con un prólogo y una necrología por D. Lorenzo Cruz de Fuentes, Imprenta de Miguel Mora, Huelva, 1907.
  • Cartas inéditas y documentos relativos a su vida en Cuba de 1839 a 1864, La pluma de oro, Matanzas, 1911.
  • Obras de la Avellaneda (edición del centenario).
  • Memorias inéditas de la Avellaneda, Imprenta de la Biblioteca Nacional, La Habana, 1914.
  • Obras de la Avellaneda. Edición del centenario, Imp. de Aurelio Miranda, La Habana, 1914.
  • Teatro, Consejo Nacional de Cultura, La Habana, 1965.

Véase también

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Referencias

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  1. Pinto Villarroel, Patricia (1999). Escritoras Chilenas: Novela y cuento. Editorial Cuarto Propio. ISBN 978-95-6260-162-7. 
  2. Segura Graíño, Cristina (1998). Celia Villar Rodríguez, ed. Diccionario de Mujeres Célebres. Madrid: ESPASA. ISBN 84-239-8670-5. 
  3. a b Nelken, Margarita (1930). Las escritoras españolas. Barcelona: Labor. 
  4. Puig Guisado, Jaime; «Revisión de Gertrudis Gómez de Avellaneda en el canon literario». Consultado el 14 de diciembre de 2020.
  5. a b c d e Shaw (1986:64)
  6. a b Fernández Rodríguez (1993:115)
  7. También en edición de Carmen Bravo-Villasante, 1975.
  8. Baquero Goyanes, M. (1978). Carmen Conde, desde Murcia. Monteagudo.
  9. Fernández Rodríguez (1993:118)
  10. Gómez de Avellaneda, G. (1860). Album cubano de lo bueno y de lo bello: Revista quincenal, de moral, literatura, bellas artes y modas. La Habana: Imprenta del Gobierno y Capitanía General.
  11. Shaw (1986:64-65)
  12. a b Shaw (1986:65)
  13. Fernández Rodríguez (1993:117)
  14. Fernández Rodríguez (1993:119)
  15. Shaw (1986:66)
  16. Gómez de Avellaneda, Gertrudis (2008). La mujer. Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes. Consultado el 24 de septiembre de 2016. 
  17. Davies, 2001, p. 1.
  18. Davies, 2001, p. 2.
  19. Guerra, Lucía (1985). Estrategias femeninas en la elaboración del sujeto romántico en la obra de Gertrudis Gómez de Avellaneda. Revista iberoamericana, 51(132), 707-722.

Fuentes

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  • Teodosio Fernández Rodríguez, «Gertrudis Gómez de Avellaneda en Madrid», Anales de la literatura hispanoamericana, n.º 22: Madrid y la literatura hispanoamericana, Madrid, Universidad Complutense, 1993, p. 115-126. ISSN 1988-2351
  • Donald L. Shaw, Historia de la literatura española. El siglo XIX, Barcelona, Ariel, 1986, vol. 5, p. 63-66. ISBN 978-84-344-8356-9
  • Gertrudis Gómez de Avellaneda, Cuadernillos de viaje y La dama de gran tono, compilación, introducción y notas Manuel Lorenzo Abdala, Los libros de Umsaloua, Sevilla, 2014. ISBN 978-84-942070-5-1
  • José Manuel Ramírez Olid: "Tula, la pasión romántica", en Cuadernos de los Amigos de los Museos de Osuna, n.º 11, diciembre, 2009, p. 35-40 ISSN 1697-1019

Lecturas adicionales

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  • Albin, Maria C. and Raúl Marrero-Fente. “Sab (1841) y la ley: Gertrudis Gómez de Avellaneda y el debate jurídico abolicionista.” Boletín de la Academia Norteamericana de la Lengua Española, 24-25 (2023): 253-286. Web: https://www.anle.us/site/assets/files/1657/banle_num_24_26_2024-rev.pdf
  • Albin, María C., Megan Corbin, and Raúl Marrero-Fente. "Gertrudis the Great: First Abolitionist and Feminist in the Americas and Spain." Gender and the Politicis of Literature: Gertrudis Gómez de Avellaneda. Ed. María C. Albin, Megan Corbin, and Raúl Marrero-Fente. Hispanic Issues On Line 18 (2017): 1–66. Web
  • Albin, María C., Megan Corbin, and Raúl Marrero-Fente. “A Transnational Figure: Gertrudis Gómez de Avellaneda and the American Press.” Gender and the Politics of Literature: Gertrudis Gómez de Avellaneda. Ed. María C. Albin, Megan Corbin, and Raúl Marrero-Fente. Hispanic Issues On Line 18 (2017): 67–133. Web.
  • Albin, Maria C. Género, poesía y esfera pública: Gertrudis Gómez de Avellaneda y la tradición romántica. Madrid: Trotta, 2002.
  • Albin, Maria C. “El costumbrismo feminista: los ensayos de Gertrudis Gómez de Avellaneda.” Anales de Literatura Hispanoamericana. vol. 36 (2007): 159-170. Este artículo estudia “La dama de gran tono” (1843).
  • Albin, Maria C. "Romanticismo y fin de siglo: Gertrudis Gómez de Avellaneda y José Martí" en La literatura iberoamericana en el 2000. Balances, perspectivas y prospectivas, Ed. Carmen Ruíz Barrionuevo. Salamanca: Universidad de Salamanca, Spain, 2004.
  • Albin, Maria C. “El genio femenino y la autoridad literaria: “Luisa Molina” de Gertrudis Gómez de Avellaneda.” Atenea 490 (2004): 115-130.
  • Albin, Maria C. “El cristianismo y la nueva imagen de la mujer: la figura histórica de María en los ensayos de Gertrudis Gómez de Avellaneda.” In Perspectivas transatlánticas. Estudios coloniales hispanoamericanos. Ed. Raúl Marrero-Fente. Madrid: Verbum, 2004. 315-353.
  • Albin, Maria C. "Paisaje y política en la poesía de Gertrudis Gómez de Avellaneda." Romance Notes XLI (2000): 25-35.
  • Albin, Maria C."Fronteras de género, nación y ciudadanía: La Ilustración. Álbum de las Damas (1845) de Gertrudis Gómez de Avellaneda." in Actas del XIII Congreso de la Asociación Internacional de Hispanistas. Madrid: Castalia, 2000. 67-75. Este artículo estudia “Capacidad de las mujeres para el gobierno” (1845).
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