Clavo hendido en casi toda su longitud, que, introducido por el agujero de un hierro o madero, se remacha separando las dos mitades de su punta. Sirve para que no puedan desprenderse las piezas que están ensartadas en el hierro principal, o para que queden asegurados entre sí los hierros o maderos que con ella se unen y aprietan.[1]